lunes, 15 de julio de 2013

La conspiración de Catilina. Los peces gordos actúan desde las sombras

 
"Lucio Catilina  fue de gran fortaleza de alma y cuerpo, pero de carácter malo y depravado. A éste,
desde la adolescencia, le resultaron gratas las guerras civiles, las matanzas, las rapiñas, las discordias ciudadanas, y en ellas tuvo ocupada su juventud. Su cuerpo era capaz de soportar las
privaciones, el frío,el insomnio más allá de lo creíble para cualquiera. Su espíritu era temerario,
 pérfido,veleidoso, simulador y disimulador de lo que le apetecía, ávido de lo ajeno, despilfarrador
 de lo propio, fogoso enlas pasiones; mucha su elocuencia, su saber menguado. Su espíritu
 insaciable siempredeseaba cosas desmedidas, increíbles, fuera de su alcance. A este hombre,
 después dela dictadura de Sila le había asaltado un deseo irreprimible de hacerse dueño del Estado
 y no tenía escrúpulos sobre los medios conlos que lo conseguiría con tal de procurarse el poder.
 Su ánimo feroz se agitaba más y más cada día por la disminución de su hacienda y por la
conciencia de sus crímenes,incrementadas una y otra con aquellas artes que antes he señalado.
Le incitaban, además, las costumbres corrompidas de la ciudad echadas a perder por dos males
pésimos y opuestos entre sí: el libertinaje y la avaricia. Puesto que la circunstanciaha traído a
 colación las costumbres de la ciudad, el asunto mismo parece aconsejarnos volver atrás y
explicar brevemente las instituciones de los antepasados en paz y en guerra, cómo gobernaron
 la República y cuán grande la dejaronpara que poco a poco se transformase de la más hermosa
y excelente en la peor y más infame".

SALUSTIO.